Last Exile

¡Buenas! Tras una temporada sin apenas tiempo ni para respirar, aprovechando los viajes a Madrid de M he podido ver tres nuevos animes, Last Exile, Gokusen y Tide Line Blue, que comentaré cronológicamente.

Por lo tanto me toca empezar por el primero de ellos, Last Exile, el que menos me ha gustado (y con diferencia) de los tres. No porque se trate de un anime malo, ni mucho menos, sino por el mal sabor de boca que te deja, una enorme sensación de lo que pudo haber sido y se quedó a mitad de camino.

Porque este anime empieza teniéndolo todo: unos personajes muy atractivos, un argumento prometedor y un dibujo espectacular. Además la trama no para de mejorar... hasta poco más de la mitad de la serie, donde comienza a perder fuelle y terminar siendo, en mi opinión, bastante mediocre y decepcionante.

Pero empecemos con el argumento, nada fácil de resumir al tratarse de un anime con una trama bastante compleja. Esencialmente, la historia transcurre en un hipotético futuro donde, tras un desastre medioambiental de padre y señor mío, la Tierra sólo tiene dos climas extremos, o te toca desierto o te toca hielo. Como cada uno de ellos lo forman un único país, unos buscan agua como desesperados y los otros un poco de calorcito, con lo que ambas facciones se encuentran en guerra constante. En medio de este berenjenal aparecen Klaus y Lavie, dos mensajeros que sin comerlo ni beberlo se meten de lleno en la contienda por culpa de una misteriosa niña llamada Alvis, a quien tienen que conducir al principal y más temible buque bélico, el Silvana. Y como decían en la tele hasta aquí puedo leer, así que ahora a criticar, que es lo que me gusta.

Empezaré criticando lo que más me decepcionó de esta serie, el bajón que pegan argumento y personajes (va unido al anterior, se trata de una serie fuertemente basada en los personajes) poco después de la mitad, llega a parecer otra serie. De un argumento coherente y fundamentado se pasa a otro facilón, con justificaciones que no son dignas ni para niños de primaria. Pero peor aún es el desarrollo (o falta del mismo) de algunos personajes, te dan ganas de liquidar al guionista. Especialmente hiriente me pareció el trato dado a dos personajes como Dio y Luciora, aunque de la quema no se salva ni el mismo protagonista, Klaus, que pasa de ser un chaval encantador a un agonías insoportable y traumatizado por unas chorradas de aúpa (porque lo de cargarse a alguien parece traérsela bastante al pairo). O Lavie, que de chica fuerte y con personalidad termina pareciendo que va a presentarse a un concurso de plañideras, lo que llega a llorar la menda. O Sophie, que prefiero no comentarlo por temor a espoilear. O Alex, o Tatiana, o...

Y es que, a pesar de todo lo expuesto hasta ahora, esta serie lo tenía todo para haber sido una verdadera obra de referencia, da mucha rabia un desarrollo tan lastimoso.